El pase sanitario es una restricción razonable y proporcionada a la autonomía individual en el actual contexto de pandemia

24 de enero de 2022-  Análisis y opinión.  El pase sanitario en el actual contexto de pandemia, es un dispositivo regulatorio dispuesto por las autoridades, a través del cual se condiciona la realización de ciertas actividades a la vacunación de la persona. Su premisa es que, hasta ahora, esa vacunación no resulta obligatoria sino optativa. Así, la medida pone de manifiesto un conflicto entre la libertad individual y la protección de la salud pública.

Partiendo de la igualdad de jerarquía que tienen los derechos humanos, la Defensoría del Pueblo analizó la medida en el marco del principio de proporcionalidad, en tanto estructura argumentativa que permite evaluar el desempeño de la autoridad al momento de restringir un derecho fundamental.

La idea esencial que el principio de proporcionalidad persigue, es que las autoridades públicas sólo pueden interferir en la esfera individual si persiguen un fin colectivo lícito y en la medida estrictamente necesaria para alcanzar ese fin. Sería contradictorio pregonar la libertad como principio esencial del Estado de Derecho y luego permitir que ella sea restringida más allá de lo imprescindible. Para evitar que eso suceda, el test de proporcionalidad permite analizar el desempeño de la autoridad a partir de los siguientes sub principios:

1°) finalidad legítima de la restricción, es decir, que el Estado procure proteger con la medida regulatoria un fin constitucional o convencionalmente válido;

2°) idoneidad de la medida, que implica analizar la relación entre el medio y el fin, es decir, que el medio escogido sea  susceptible de alcanzar el objetivo propuesto  y que  sea apto o idóneo para su consecución;

3°) necesidad del medio elegido, lo que supone que no existe un medio menos lesivo del derecho en juego para lograr el objetivo propuesto, y finalmente;

4°) proporcionalidad estricta entre el beneficio obtenido y el sacrificio impuesto, esto es, que el “costo” inherente a la medida adoptada no resulte exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante tal limitación.

En ese marco conceptual, corresponde preguntarse si el pase sanitario supera el test de proporcionalidad. Para ello, debemos preguntarnos:

-¿Persigue el pase sanitario una finalidad legítima?

Si, la medida procura la protección de la vida y la salud de la población.

-¿Es el pase sanitario un medio adecuado para alcanzar esa finalidad estatal?

Sí, la limitación de ciertas actividades a personas no vacunadas permite mitigar la propagación del virus COVID-19, al reducir su exposición a terceros.

¿Existen alternativas idóneas menos restrictivas a la libertad personal?

No, la limitación de actividades a las personas no vacunadas resulta menos intrusiva que otras restricciones, como la obligatoriedad de la vacuna o la cuarentena general.

-¿El beneficio sanitario del pase es superior al costo en términos de libertad personal?

Sí, el costo de la restricción consiste solamente en la imposibilidad de realizar ciertas actividades no esenciales para la vida, mientras que su beneficio es la protección de la salud pública y el bienestar de millones de personas.

En conclusión, el pase sanitario supera el test de proporcionalidad. La respuesta afirmativa a esas preguntas lleva a concluir que el pase sanitario constituye una restricción razonable y proporcionada a la autonomía individual en el actual contexto de pandemia.